domingo, 9 de octubre de 2016

El sentido de la vida en la 4º Revolución Industrial


No estamos en una época de cambios. Estamos en un cambio de época”, así resumiría todo lo que a continuación les voy a explicar/contar.

Pero primero de todo, ¿qué es esto de la 4º Revolución Industrial?

La Industria 4.0 (o la 4º Rev. Industrial) es tan solo una idea para definir el cambio de tendencia en el modo de organizar los medios de producción, enfatizado y acentuado en la idea de una creciente digitalización y coordinación cooperativa.

Con la Primera Revolución Industrial vino el desarrollo de la máquina de vapor y de la mecanización (segunda mitad del siglo XVIII) que, como todos ustedes ya saben, comportó la emigración masiva (éxodo rural) del campo a la ciudad; la Segunda Rev.Ind. trajo el desarrollo de la electricidad (finales siglo XIX); y con la Tercera, la automatización (siglo XX).

En esta nueva etapa (4º Rev. Ind.), la transformación industrial estará sustentada en la llamada fábrica inteligente (Smart-factories: mayor adaptabilidad a necesidades y a procesos de producción y asignación más eficiente de los recursos, gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías) y en el internet de las cosas (Internet of things: interconexión digital de objetos cotidianos con internet.)

Como pueden suponer, este cambio en el modo organizativo y productivo de la industria comportará (también) una serie de cambios en todos los ámbitos de nuestra vida, al igual que pasó con  las anteriores revoluciones. No obstante, en esta ocasión quizá el cambio sea mucho más significativo. A continuación les voy a explicar el porqué.

Creo que no les sorprendo nada si les digo que el trabajo/empleo, el futuro laboral, está en juego para todos. El economista Santiago Niño Becerra ya avisó que para el año 2050, un 50% de los puestos de trabajo (o profesiones) desaparecerán debido a que ya no serán necesarios porque se verán sustituidos/reemplazados por la mecanización o robotización de los mismos. Y no ha sido el único que lo ha avisado…

Ojo, pero esto no solo se queda en el cambio de tendencia de una mano de obra poco cualificada por otra de mayor capital humano (ya que en el futuro tendrá que haber gente que arreglen/reparen/programen las susodichas máquinas), también la gente con una mayor cualificación está en riesgo de quedarse fuera del mercado laboral y, las probabilidades de que así sea son muy altas.

Un par de ejemplos:

¿Para qué queremos a un contable si ahora ya hay apps móviles que hacen las mismas funciones que un contable y gratis?

¿Para qué queremos profesores si hay cursos online gratuitos a través de páginas como Coursera que te permiten estudiar cualquier cosa de cualquier universidad del mundo haciendo los mismos cursos que llevan la gente de Harvard o el MIT y que tienen la misma validez que cualquier carrera universitaria?

¿Para qué queremos taxistas cuando hay apps móviles como Uber que conecta directamente las necesidades al momento de los particulares, en vez de estar esperando un taxi?

¿Para qué harán falta los albañiles o los agentes inmobiliarios si las casas/edificios se harán y, de hecho, ya se hacen, a través de impresoras 3D?

¿Para qué harán falta las autoescuelas, los profesores de las mismas y las aseguradoras, cuando se produzcan en masa los coches autónomos?

¿De qué servirán los bancos y banqueros cuando no exista el dinero físico sino el dinero digital? (Dinamarca será el primer país en llevar a cabo esto en 2017; para el año 2020 se calcula que todo el dinero físico del mundo desaparecerá, ya hablaremos en otro post en detalle acerco de esto).

¿Por qué un empresario preferiría antes a un trabajador que a un máquina para hacer un trabajo manual, si la máquina es mucho más eficiente, eficaz, productiva, no se queja, no se enferma, no pide aumentos salariales y puede trabajar todo el día sin descanso?



Y así un largo etcétera.

Si se fijan muchos, muchísimos puestos de trabajo y los que tengan algún tipo de relación o de sinergia con los mismos, desaparecerán. Pero ya no es tan solo que esté en juego el trabajo que repercute solo a la gente que no tiene nada más que ofrecer que su mano de obra (que esto no es novedad ya que históricamente siempre ha sido la más perjudicada ya que es abundante en el mundo), sino que también está en juego los puestos de trabajo que necesitan a gente más cualificada o con mayor capital humano (en jerga económica).

Creo que todos los puestos de trabajo están en riesgo de ser destruidos o sustituidos por aquellos nuevos que se creen para cubrir las nuevas necesidades de la nueva maquinaria industrial (reparación, programación, provisión…)

No obstante, aquellos trabajos que tengan un alto componente de sociabilidad o interacción social, como por ejemplo, marketing, recursos humanos, artistas en general, emprendimiento, liderazgo, administración, etc. difícilmente se verán sustituidos, al menos no en el corto plazo.

Sabiendo esto, ¿qué podemos hacer nosotros para hacer frente a los nuevos tiempos? Bien, permítanme decirles que si pensaron que esto era algo pasajero, transitorio o que no les va a afectar (a no ser que su profesión tenga que ver con alguno de los puestos anteriores mencionados), están muy equivocados.

El progreso no se puede frenar, es como poner una puerta a un bosque; mientras nosotros vamos, ellos vuelven. Ni con la más feroz de las leyes, ni con nuevos impuestos para desincentivar esto, ni los bloqueos comerciales ni nada, hará que esto se frene. De hecho, en España hubo hace un tiempo un revuelo de los taxistas en contra de esta app Uber, ya que les estaba quitando clientes debido a que los particulares que hacían su uso, no poseían ni de licencia ni de un coche de taxista, ni pagaban los correspondientes impuestos…

Durante un tiempo la presión del lobby taxista funcionó, sin embargo nuevamente vuelve a estar disponible la app en la Play Store y, Uber (por si no lo sabían) para volver a evitar esto se ha unido con TESLA, compañía de Elon Musk, el gurú del coche autónomo para que lance a partir de 2018 coches en masa que, como ya pueden suponer tarde o temprano acabará llegando a sus respectivos países y de un modo u otro, ya sea con Uber o con Tesla, los taxistas se verán relegados.

Tan solo queda adaptarse o morir. Está en juego su futuro y el de sus hijos. Objetivo: año 2050. En este año todo debería de estar ya asentado y, esto que les estoy contando aquí tan solo quedará como una anécdota ya que las nuevas generaciones no conocerán otra cosa que no sea digital, automático y mecanizado.




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