Estamos
en una encrucijada. Hoy en día la educación tradicional está cuestionada. Y no
es para menos. Tus hijos ya no quieren ir a la universidad para ser médicos o
abogados. Ellos quieren ser “Youtubers” o “Blogueros”.
Saben,
a diferencia de ti, que esta gente se está ganando la vida. Y muy bien. Muchos
de estos Youtubers, Blogueros o Instagramers (a partir de ahora los llamaremos
“influencers” para simplificar), no tienen un título universitario y, sin
embargo, ganan mucho más dinero que cualquier graduado.
Tus
hijos que crecieron con la tablet bajo el brazo (como se suele decir), son
nativos digitales. Saben mucho más del tema que tú. Es por ello que saben,
aunque a ti te cueste creerlo, que es posible ganar dinero haciendo videos de
gameplays (grabarse jugando) o teniendo muchos followers (seguidores) en
Instagram, por ejemplo: promocionando productos de una marca en su perfil (debido
al potencial de clientes que suponen esos followers para la marca).
Posible
es. El problema es que lo ven fácil y asequible cuando no lo es. Esto es por
culpa de los llamados influencers. Aquellas personas que sí que han tenido
éxito. Pero, ¿cuántos Rubius hay?
Como
ya sabes, los jóvenes son influenciables. Y mucho. El problema viene cuando tus
hijos se plantean seriamente ser también los influencers del futuro y dejar de
estudiar. Ante esto tú sabes que el mercado laboral está más crudo y difícil
que nunca por lo que has oído en las noticias acerca de la destrucción de
puestos de trabajo que habrá en el futuro debido a la mecanización de los
mismos.
Y he
aquí el gran dilema que tenemos entre las manos. ¿Cómo convencer a toda una
generación de que sigan estudiando cuando los influencers tienen más influencia
(valga la redundancia) que los propios padres o profesores?
¿Cómo
explicarles de que si no lo hacen se quedarán fuera del mercado laboral, debido
a que no podrán competir en igualdad de condiciones con un universitario?
¿Qué
sentido tendrá la vida de estos chicos cuando se den cuenta que no tienen el
éxito o el impacto en el mundo (lo que sea que eso signifique) que creían que
tendrían, y que ahora se encuentran fuera del mercado laboral y del sistema? Y,
¿qué peligros para la sociedad supondrá esto?
Tenemos
un gran reto por delante: dibujar el modelo de sociedad que queremos para los
próximos 50 años. Y este modelo empieza por la base, la educación.
Al igual que pasó con los chicos que
dejaron de estudiar en el boom de la construcción. Los nuevos millennials se encontrarán
con la misma disyuntiva de si seguir estudiando o no.